martes, septiembre 14, 2010

Cuando un amigo vuelve

¿Sabes, amigo?, todavía sigo pensando que regresarás y espío la puerta del Korova esperando verte aparecer. A pesar del tiempo pasado desde la última vez que coincidimos, sigo sintiéndote aquí. Las risas, las noches perdidas, las borracheras…, maldita sea, hasta recuerdo la charla que te dio Dave la primera vez que pisaste el local: Muchacho, voy a ser muy claro. Compré este club hace mucho tiempo y he trabajado demasiado como para dejar que lo infecte tu inocencia. La noche es atractiva, luce un encanto especial, un tapiz nublado que podría marear al whisky en el ambiente más sórdido. Pero créeme muchacho, lo sé de sobra, no todo es tan sencillo ni romántico, aquí podrías lastimarte mirando a cualquier chica. Un tiempo respirando el humo de este club y mañana podrías contaminar a tus compañeros. Muchacho, esto no es como el cine, donde ves a Paul Newman emborracharse y salir del bar con su mirada azul. Maldita sea, si ese tipo hubiera pasado un par de horas en el Korova se le habría vuelto negra la sonrisa.

Sí amigo. Aquella charla no te hizo huir de mi lado en el club. Ni ninguna otra, ni siquiera las mujeres que fueron pasando lo lograron. Ni aquella enfermera que tenía por ojos dos sicarios con más cuentas pendientes que los Juzgados de Chicago, ni un poco antes aquella otra, metida en política, que dejó en tu interior una herida con tres mil trayectorias. Y si las mujeres no pudieron, qué decir del dinero y las veces que me lo prestaste. Por dios santo, amigo, estuve a punto de pedirte prestado para contratar a un tipo que me llevara la cuenta de lo que te debía.

Sí amigo, teníamos confianza. Te tenía tanta que a veces me daban ganas de buscarme problemas sólo para poder contártelos. Ahora, en ocasiones, cuando ya es tarde y la noche está hecha jirones, me da por recordar todo eso. Lo hago en silencio, sentado en la barra de nuestro querido Korova, en la misma banqueta que tantas veces fue vecina de la tuya, mientras regresan lentamente las viejas imágenes de nuestras mil historias que parecen llevar de fondo la turbia voz de Van Morrison. Dios santo, amigo, éramos tan jóvenes que algunos de nuestros recuerdos pertenecían todavía al futuro.

No se porqué te fuiste, nunca te pedí explicaciones. Sólo espero que decidas regresar. Mientras, te esperaré sentado en la barra de nuestro Korova.

- Dave. Dos copas. De lo de siempre.


- ¿Por qué has vuelto?
- Porque es lo que hacen los amigos. Se perdonan.

Big Fish

7 Comentarios:

At 16 septiembre, 2010 13:25, Blogger Unknown dijo...

Vuelvo por acá. No defraudas.

 
At 17 septiembre, 2010 21:06, Blogger Miguel Baquero dijo...

He visto luz en este bar y he entrado a curiosear. Tiene buena pinta y la clientela parece interesante, sobre todo la del género femenino. El whisky parece que no es de garrafa, vamos, que no es literatura aguada, y la música que se oye de fondo parece buena. Un local interesente, el Korova, he apuntado las señas y me pasaré por aquí con frecuencia.

 
At 20 septiembre, 2010 19:26, Blogger TORO SALVAJE dijo...

Dan ganas de ir al Korova a buscar pelea.

Saludos.

 
At 07 octubre, 2010 23:34, Anonymous Fatima dijo...

:-(

Me ha dado mucha pena leer esta historia. Ojalá vuelva.

 
At 24 octubre, 2010 23:14, Blogger lunanueva dijo...

Coincido con Blanco. Siempre disfruto del Korova, sus perdedores, del filo de las palabras.

 
At 27 octubre, 2010 00:33, Blogger Vania dijo...

hola que tal! permítame felicitarlo por su excelente blog, me encantaría tenerlo en mis blogs de entretenimiento. Estoy segura que su blog sería de mucho interés para mis visitantes !.Si puede sírvase a contactarme ariadna143@gmail.com

saludos

 
At 13 diciembre, 2011 00:55, Anonymous Gutierrz dijo...

Tener la espalda cubierta, una sonrisa en lugar de espejo y decirlo todo sin mediar palabra. Olvidar si realmente compartíamos madre o tan sólo una vida...

 

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