miércoles, marzo 11, 2009

Turno de oficio

Hace más de veinte años que los recibo en mi bufete frente al parque Grant. Durante este tiempo he atendido a cualquier tipo al que le hayan sobrado algunos problemas y muchos dólares. Aprendí a trabajar en los asuntos más sórdidos sin involucrarme, como el que come sin mancharse la lengua. Los casos me fueron dando amigos y reputación, pero he de reconocer que la fama me llegó en 1931, la mañana que Chicago se despertó con el procesamiento de Al Capone y Frank Nitti por evasión de impuestos. Capone nunca se tomó aquello en serio, decía que era como si a sus chicos, después de vaciar el cargador en el cuerpo de algún tipo, les quisieran juzgar por contaminación acústica. Pero Frank Nitti era mucho más prudente y quiso cubrirse las espaldas. La primera vez que vino a mi despacho me dijo: muchacho, quiero que seas mi abogado. Trabaja duro para mí y podrás labrarte un pasado muy digno. De tu futuro lo único que tiene que preocuparte es como conjugarlo con tu pasado.
Un año después Frank Nitti estaba en la calle y Capone con una condena de once años. Pero aunque Frank me puso bajo su protección, nunca quise dejar de lado a esos tipos que viven en la cornisa de la ley y que durante mucho tiempo fueron mi labor. Diablos, me gustaban esos turbios casos que siempre me sorprendían, como el de aquella mujer Talia Potter. Tuve que ir a la cárcel a visitarla por indicación de Nitti, que la había conocido tiempo atrás en un burdel de la calle Dearborn Sur. Le había disparado un tiro a un tipo, solo uno. Mientras dormía, poniendo el cañón de la pistola en la frente y después de haberle dormido con barbitúricos. En el registro de su casa la policía había encontrado un billete de avión a Canadá. La muchacha apenas tenía veinte años y el aspecto de una niña. Me dijo que quería alegar legítima defensa. Lo ves difícil, cariño, me preguntó. Al ver su aspecto tan delicado y frágil intenté explicarle la situación endulzándola en lo posible pero la chica estaba vacunada contra engaños. Me dijo encanto, hace más de cinco años que cada mañana al despertar noto resbalar por el interior de mis muslos la humedad viscosa de los piropos de la noche anterior. No te andes con remilgos. Tus palabras no pueden contagiarme nada que no haya cogido ya.

Y, entre todos, siempre recordaré el caso de Jim Colosimo. Desde el principio me sentí cercano a aquel tipo acusado de mantener una red de extorsionadores en todo Chicago. La mañana que vino a mi despacho a exponerme su caso me ganó para su causa, era cautivador. Me contó la historia de su vida. Muchacho, mi infancia fue muy complicada. A duras penas mi padre conseguía ganar lo suficiente para repartir el hambre entre todos. Dios santo, éramos tan pobres que en la ocasión que unos ladrones se colaron en casa, se marcharon diez minutos más tarde dejándonos un billete de cincuenta dólares encima de la mesa.
Mientras aquel tipo me contaba su historia yo le observaba: elegante, educado, agradable. Dudaba que un tipo así tuviera enemigos. Maldita sea, incluso me parecía molesto que nadie quisiera encarcelarle. Me equivoqué. Unas semanas más tarde lo encontraron muerto en su casa. Pero Jim Colosimo fue un tipo con estilo hasta en su muerte. Cuando me interesé por el suceso un amigo policía me explicó, un cadáver con un aspecto estupendo, como recién estrenado. Parecía como si aquel tipo se hubiera puesto su mejor traje para dormir. ¿Sabes?, su aspecto era tan imponente que parecía que los nueve tiros se los había pegado su sastre.

– Si no sirven la honradez ni el trabajo ni la justicia, pondremos un abogado.
Román Maldonado (Ricardo Darín) · Luna de Avellaneda

12 Comentarios:

At 18 marzo, 2009 04:50, Blogger nacho dijo...

Gracias por visitar mi blog y especialmente gracias por lo de "muchacho". Aunque tengo 53 años sostengo la costumbre de relacionarme con gente joven sin problemas generacionales.
Mi post es mera ficción, soy un obsesivo con la puntualidad.
Nos veremos por aquí, me encantaron las narraciones que tienes aquí...
saludos... HB

 
At 19 marzo, 2009 23:13, Blogger Borrasca dijo...

Pike como siempre EXCELENTE!!!!
Lo del abogado bien dice el dicho: "Al que le caiga el guante, que se lo plante" Me quedó a la medida jajajajajaja

Besos borrascosos

 
At 20 marzo, 2009 20:43, Anonymous Anónimo dijo...

Me ha encantado. Acabo de encontrar tu blog y me sorprende gratamente. Perfecta narración... te leere asiduamente....

un saludo

 
At 26 marzo, 2009 02:59, Blogger bech dijo...

Me parece que los tipos durod escriben blogs, visitan otros y se desarman con mucha facilidad.
;)
Gracias por pasar.
Saludos

 
At 26 marzo, 2009 08:46, Blogger malatesta dijo...

Vaya, que ni sacado de "El halcón maltés".
Me ha gustado el personaje de Colosimo. Seguro que hay muchos tipos así.

 
At 26 marzo, 2009 16:45, Anonymous Anónimo dijo...

Como siempre, excelente.

"como el que come sin mancharse la lengua." Yo admiro a las mujeres que comen y mantienen intacto su maquillaje labial.

 
At 27 marzo, 2009 13:53, Blogger acoolgirl dijo...

Qué gran texto e historia… Me ha gustado mucho!!

Un besooo y muchas gracias por pasar por mi blog. Nos leemos!!

 
At 02 abril, 2009 10:59, Blogger Francisco Ortiz dijo...

Casos para recordar, creíbles y con un humor con leve acento a whisky. Con talento, amigo, con talento.

 
At 02 abril, 2009 23:13, Blogger Eme dijo...

Qué buena cita.
Qué bueno Darín
y qué buena, qué buena, "Luna de Avellaneda".

PD: comer sin mancharse la lengua es... complicado, ¿no?

 
At 09 abril, 2009 12:27, Anonymous Anónimo dijo...

Teneis el mejor blog que yo haya seguido. Me permito el lujo de recomendar uno.
http://manussaint.wordpress.com/

 
At 09 abril, 2009 17:53, Blogger Auggie Wren dijo...

¿Sabes en qué se diferencia una puta de un abogado?
En que la puta deja de joderte cuando estás muerto.

Sláinte.

 
At 17 mayo, 2009 21:56, Blogger Lord Balin dijo...

IMpresionante. Me encanta la ambientación de esos años, y además no bajas el listón. Me encanta, y mira que no soy muy dado a las novelas de ese aire. Te seguiré leyendo ;)

 

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